miércoles, 4 de mayo de 2016

LAS LIEBRES SON PARA LOS GALGOS


En el atletismo de distintos niveles es ya muy difícil obtener una gran marca corriendo en solitario. Igual de complicado es corriendo con rivales de la misma entidad, ya que ir en cabeza de un grupo supone un desgaste que en la mayoría de los casos se paga con un mal crono o un puesto por debajo de lo esperado.

En competiciones de máximo nivel se comenzó a usar liebres en la década de los cincuenta. Roger Bannister (primer atleta en bajar de cuatro minutos en una milla) de hecho contó con ellas a lo largo de su carrera. Hoy son prácticamente imprescindibles en el atletismo de alto nivel para lograr marcas de gran calidad. Incluso en competiciones por países, sobre todo en las carreras de fondo, grandes estrellas como Morcelli o El Gerroug, han hecho uso de sus paisanos para limpiar las carreras y no verse abocados a la lotería del último 400.

Con el auge del running el uso de liebre se ha extendido a las carreras populares, si bien de una manera muy distinta, ya que no se utilizan para llevar a la cabeza de carrera, si no para llevar los ritmos adecuados para que corredores normales consigan mejorar sus marcas teniendo una referencia. En las 10 K por ejemplo suele haber liebres para 40 minutos y de ahí de cinco en cinco..

La cuestión de las liebres siempre ha estado a debate. Algunos consideran que alteran la pureza de la competición, y no deberían estar permitidas, otros que no deberían optar a la victoria así como los que las consideran un corredor más y por ello con derecho a optar a cualquier premio.

Mi opinión depende del escenario más que de la función que realiza una liebre. Me parece comprensible su existencia en la alta competición, incluso más justificable en los grandes eventos por países, donde se ha criticado el uso de atletas de segunda fila para esta labor. Lo veo con más sentido porque al fin y al cabo el corredor en cuestión se ha clasificado para una final, que normalmente termina, y de manera oficial no cobra por ese trabajo. En mitines la liebre sabemos de antemano que no va a terminar, por lo que cobra por alterar la carrera, es alguien que no tiene intención de cruzar la meta, lo que éticamente es cuestionable. Ahora bien no me parece mal en absoluto el uso de front-runners en este tipo de pruebas, ya que se da un mayor espectáculo, pudiendo competir en grandes marcas.

Es en las carreras populares donde no me gusta la presencia corredores que marquen un ritmo por varias razones.

La primera es que en muchas de las competiciones el corredor encargado de marcar un ritmo es un atleta de prestigio, por lo que la organización le paga en algunos casos una cantidad de dinero por ir muy por debajo de sus posibilidades. Pagar a un atleta de élite por correr poco no me parece algo muy popular. De esta manera se promociona más la marca publicitaria que lleva a cabo el evento que la propia carrera. Es decir aquí hay un objetivo de fondo que está por encima de aquelllo que nos venden de ayudar a la gente a marcarse su ritmo etc, etc.

La segunda es el escalón de tiempos. Cinco minutos es algo muy amplio. Por ejemplo, Tu marca es 48 minutos, pero has entrenado mejor que cuando conseguiste tu marca, aunque no por mucho. Lógicamente el corredor en cuestión intentará salir a ritmo de la liebre de 45 aunque piense que está para hacer 47. Se dirá frases como: “dos minutos no es tanto”, “aguanto lo que pueda y luego cojo mi ritmo”…. Pero lo cierto es que esas cosas no suelen pasar, y muchos no logran mejorar en la competición paradójicamente por excederse tratando de seguir a la liebre.

La tercera por la que no estoy a favor de liebres en carreras populares tiene más que ver con la mística con la que entiendo yo el mundo del running.
Entiendo que correr sin un afán competitivo es un acto de libertad, de fundirte con la naturaleza, de conocer tu cuerpo y guiarte por tus sensaciones. Eso no quiere decir que vayamos a ciegas, como ya he escrito en alguna ocasión no hay que ser esclavo del crono, pero si ayudarse de él para conocernos mejor. Por eso mi filosofía runner es salir a superarse disfrutando, optar por un ritmo, por el conocimiento de tu cuerpo, saber meterte en el grupo que te interese e ir a relevos, o aguantar ahí como se pueda. Tanta tecnología y ayuda exterior no van con mi manera de entender esto.


Así que amigos, igual que sacamos a nuestro perro normal y corriente al parque sin una liebre a la que dar caza, sólo los canes entrenados para ello las persiguen en sus competiciones, y nos contentamos con que vayan a buscar un objeto que lanzamos, y sin meterles prisa y presión para ello. Salgamos a correr a nuestro libre albedrío y dejemos las liebres para los galgos.

2 comentarios:

  1. No suelo correr carreras populares pero hay dos preguntas que me gustaría hacer, Fernando. La primera saber si estas liebres son siempre fiables en cuanto a llevar un ritmo constante sin cambios de ritmo para poder acabar más fuerte si te dan las piernas. La segunda si el dinero que reciben estas liebres va en función del tiempo final que realizan, o si son corredores de prestigio, la propia organización decide cual ha de ser su remuneración según la popularidad que tengan entre los aficionados y corredores.
    Gracias de antemano y enhorabuena por este blog que me parece muy interesante y con una óptica diferente a lo que solemos ver los que nos gusta salir a correr.

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  2. Gracias por visitar este blog. Espero seguir manteniendo tu interés y atención.
    Por partes. Estas liebres son bastante fiables y constantes, aunque siempre hay quienes no están contentos con su trabajo, como en todo.
    En cuanto a remuneración es un tema en el que yo tengo menos conocimientos. Entiendo que la organización decide la cantidad, si es que la hay, por la popularidad del atleta. Aunque seguro que muchos grandes corredores han realizado estas labores de manera altruista, por potenciar su deporte, por una causa solidaria, o por amistad con algún organizador.
    Muchas gracia por tu intervención

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