En el atletismo de distintos niveles es ya muy difícil
obtener una gran marca corriendo en solitario. Igual de complicado es corriendo
con rivales de la misma entidad, ya que ir en cabeza de un grupo supone un
desgaste que en la mayoría de los casos se paga con un mal crono o un puesto
por debajo de lo esperado.
En competiciones de máximo nivel se comenzó a usar liebres
en la década de los cincuenta. Roger Bannister (primer atleta en bajar de
cuatro minutos en una milla) de hecho contó con ellas a lo largo de su carrera.
Hoy son prácticamente imprescindibles en el atletismo de alto nivel para lograr
marcas de gran calidad. Incluso en competiciones por países, sobre todo en las
carreras de fondo, grandes estrellas como Morcelli o El Gerroug, han hecho uso
de sus paisanos para limpiar las carreras y no verse abocados a la lotería del
último 400.
Con el auge del running el uso de liebre se ha extendido a
las carreras populares, si bien de una manera muy distinta, ya que no se utilizan
para llevar a la cabeza de carrera, si no para llevar los ritmos adecuados para
que corredores normales consigan mejorar sus marcas teniendo una referencia. En
las 10 K por ejemplo suele haber liebres para 40 minutos y de ahí de cinco en
cinco..
La cuestión de las liebres siempre ha estado a debate.
Algunos consideran que alteran la pureza de la competición, y no deberían estar
permitidas, otros que no deberían optar a la victoria así como los que las
consideran un corredor más y por ello con derecho a optar a cualquier premio.
Mi opinión depende del escenario más que de la función que
realiza una liebre. Me parece comprensible su existencia en la alta
competición, incluso más justificable en los grandes eventos por países, donde
se ha criticado el uso de atletas de segunda fila para esta labor. Lo veo con
más sentido porque al fin y al cabo el corredor en cuestión se ha clasificado
para una final, que normalmente termina, y de manera oficial no cobra por ese
trabajo. En mitines la liebre sabemos de antemano que no va a terminar, por lo
que cobra por alterar la carrera, es alguien que no tiene intención de cruzar
la meta, lo que éticamente es cuestionable. Ahora bien no me parece mal en
absoluto el uso de front-runners en este tipo de pruebas, ya que se da un mayor
espectáculo, pudiendo competir en grandes marcas.
Es en las carreras populares donde no me gusta la presencia
corredores que marquen un ritmo por varias razones.
La primera es que en muchas de las competiciones el corredor
encargado de marcar un ritmo es un atleta de prestigio, por lo que la
organización le paga en algunos casos una cantidad de dinero por ir muy por
debajo de sus posibilidades. Pagar a un atleta de élite por correr poco no me
parece algo muy popular. De esta manera se promociona más la marca publicitaria
que lleva a cabo el evento que la propia carrera. Es decir aquí hay un objetivo
de fondo que está por encima de aquelllo que nos venden de ayudar a la gente a
marcarse su ritmo etc, etc.
La segunda es el escalón de tiempos. Cinco minutos es algo
muy amplio. Por ejemplo, Tu marca es 48 minutos, pero has entrenado mejor que
cuando conseguiste tu marca, aunque no por mucho. Lógicamente el corredor en
cuestión intentará salir a ritmo de la liebre de 45 aunque piense que está para
hacer 47. Se dirá frases como: “dos minutos no es tanto”, “aguanto lo que pueda
y luego cojo mi ritmo”…. Pero lo cierto es que esas cosas no suelen pasar, y
muchos no logran mejorar en la competición paradójicamente por excederse
tratando de seguir a la liebre.
La tercera por la que no estoy a favor de liebres en
carreras populares tiene más que ver con la mística con la que entiendo yo el
mundo del running.
Entiendo que correr sin un afán competitivo es un acto de
libertad, de fundirte con la naturaleza, de conocer tu cuerpo y guiarte por tus
sensaciones. Eso no quiere decir que vayamos a ciegas, como ya he escrito en
alguna ocasión no hay que ser esclavo del crono, pero si ayudarse de él para
conocernos mejor. Por eso mi filosofía runner es salir a superarse disfrutando,
optar por un ritmo, por el conocimiento de tu cuerpo, saber meterte en el grupo
que te interese e ir a relevos, o aguantar ahí como se pueda. Tanta tecnología
y ayuda exterior no van con mi manera de entender esto.
Así que amigos, igual que sacamos a nuestro perro normal y
corriente al parque sin una liebre a la que dar caza, sólo los canes entrenados
para ello las persiguen en sus competiciones, y nos contentamos con que vayan a
buscar un objeto que lanzamos, y sin meterles prisa y presión para ello. Salgamos
a correr a nuestro libre albedrío y dejemos las liebres para los galgos.
No suelo correr carreras populares pero hay dos preguntas que me gustaría hacer, Fernando. La primera saber si estas liebres son siempre fiables en cuanto a llevar un ritmo constante sin cambios de ritmo para poder acabar más fuerte si te dan las piernas. La segunda si el dinero que reciben estas liebres va en función del tiempo final que realizan, o si son corredores de prestigio, la propia organización decide cual ha de ser su remuneración según la popularidad que tengan entre los aficionados y corredores.
ResponderEliminarGracias de antemano y enhorabuena por este blog que me parece muy interesante y con una óptica diferente a lo que solemos ver los que nos gusta salir a correr.
Gracias por visitar este blog. Espero seguir manteniendo tu interés y atención.
ResponderEliminarPor partes. Estas liebres son bastante fiables y constantes, aunque siempre hay quienes no están contentos con su trabajo, como en todo.
En cuanto a remuneración es un tema en el que yo tengo menos conocimientos. Entiendo que la organización decide la cantidad, si es que la hay, por la popularidad del atleta. Aunque seguro que muchos grandes corredores han realizado estas labores de manera altruista, por potenciar su deporte, por una causa solidaria, o por amistad con algún organizador.
Muchas gracia por tu intervención